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Noticias de la Fibrosis Quí­stica
La detección de cepas mutadoras mejora el manejo de la FQ
15/09/2003
La relación entre cepas mutadoras y resistencias es un hecho documentado. Por eso, un equipo del Hospital Ramón y Cajal de Madrid está evaluando un protocolo que permita la detección rápida de los mutadores en patologí­as como la fibrosis quí­stica (FQ), con el objetivo de mejorar el manejo de la patologí­a. Juan Carlos Galán ha explicado los datos más significativos de la citada investigación, que se presenta en el Icaac.
La detección inmediata de las cepas mutadoras resulta esencial en el manejo de la fibrosis quí­stica (FQ). El Servicio de Microbiologí­a del Hospital Ramón y Cajal, de Madrid, ha desarrollado un ensayo en el que se ha valorado la utilidad de un protocolo sencillo que permite la localización rápida de cepas mutadoras en los pacientes. "El objetivo es que, mediante un sistema de detección de las mutadoras, podamos obtener una información que mejore el manejo del paciente infectado", ha señalado Juan Carlos Galán, coordinador de la investigación que se presenta durante la Conferencia de Agentes Antimicrobianos y Quimioterapia (Icaac), que se celebra en Chicago, Estados Unidos.

Este planteamiento, al ser tan sencillo, pueden emplearlo los laboratorios de forma rutinaria. "El sistema consiste en utilizar discos con diferentes antibióticos y comprobar qué bacterias tienen una mayor posibilidad de mutar al producir colonias en una cantidad mucho mayor de lo que lo harí­a una cepa que no fuera mutadora".

En 24 horas

Juan Carlos Galán, microbiólogo del Hospital Ramón y Cajal, de Madrid.
FOTO: José Luis Pindado.


Galán ha destacado que, de esta forma, se puede ganar tiempo. "En 24 horas se podrí­an identificar dichas bacterias -actualmente se invierte casi una semana-, e informar al clí­nico de que la administración de un único antibiótico se puede asociar con un fracaso terapéutico y, por último, recomendar el empleo de al menos dos para evitar fracasos".

El trabajo ha sido diseñado para determinar los siguientes parámetros: los antibióticos y la concentración de bacterias. "Es decir, la estandarización del protocolo para la detección de cepas mutadoras de forma sencilla". El experto ha reconocido que se trata de aplicar la idea de que lo sencillo puede ser útil en un laboratorio de rutina. "En cuanto se introducen sistemas más complejos, su uso se circunscribe sólo a los laboratorios de microbiologí­a más sofisticados, pero no en aquéllos en los que se trata de sacar el mayor rendimiento, con el menor personal posible y el coste más reducido".

Galán ha matizado que actualmente no existe ningún protocolo que plantee una detección de rutina de las células hipermutadoras. "Hay colecciones que son de utilidad, pero que tienen una duración de cuatro o cinco dí­as, lo que supone una semana en clí­nica".

Mediante este protocolo ganan el clí­nico, al disponer de mayor información y, sobre todo, el paciente. "Además del ahorro en tiempo y dinero, los resultados demuestran que el test permite detectar mutadoras con una fiabilidad muy elevada para las cepas más cambiantes o que mutan cien veces más de lo normal (casi el 100 por ciento y del 75 por ciento para las mutadoras de tipo medio)".

Una de las cuestiones en las que la presencia de mutadoras resulta crí­tica es en la fibrosis quí­stica. El equipo de Microbiologí­a del Ramón y Cajal ha desarrollado un estudio en el que se ha valorado cuál podrí­a ser la concentración de antibióticos que habrí­a que administrar a estos pacientes para evitar el desarrollo de los primeros mutantes.

"Si la dosis es demasiado reducida, existen grandes posibilidades de que el mutante aparezca y se seleccione, mientras que si ésta es la adecuada, únicamente surgirá, ya que su selección quedará eliminada por el antibiótico". Galán ha explicado que la idea se basa en el concepto de ventana de selección, cuya aplicación práctica es evitar la concentración de mutantes.

¿Nuevas dianas?
El descubrimiento de ciertas proteí­nas de los bacteriofágos que inhiben el crecimiento de las bacterias ha servido para que un equipo de la compañí­a Phage Tech, en Montreal, desarrolle una nueva molécula que impide la progresión de patologí­as microbianas. Los datos se presentarán en la Conferencia de Agentes Antimicrobianos y Quimioterapia (Icaac), que se celebra en Chicago. "Durante millones de años de evolución de los fagos, éstos han sido capaces de seleccionar una variedad única de proteí­nas que les permiten inhibir y eliminar la bacteria por diversas ví­as", explica Junzi J. Wu, miembro de este equipo.

Los resultados muestran que esta nueva molécula parece imitar el comportamiento de las proteí­nas inhbidoras derivadas de los fagos y sus efectos antimicrobianos. "El paso siguiente es utilizar estos datos con el fin de desarrollar nuevos antibióticos".

Los investigadores han secuenciado el genoma de 43 fagos que infectan a tres de los patógenos humanos más importantes: S. aureus, S. pneumoniae y P. aeruginosa. "Después aislamos las proteí­nas que producen dichos fagos y las utilizamos como cebo para identificar sistemáticamente las dianas bacterianas que habí­a sido validadas por los fagos". Los expertos subrayan que han desarrollado una plataforma tecnológica para encontrar compuestos capaces de inhibir o eliminar a las bacterias.
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